El consejero de Estado y ministro de Relaciones Exteriores, Wang Yi, asistió el 23 de septiembre de 2021 a la reunión entre los ministros de Relaciones Exteriores de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y el secretario general de la ONU, en Beijing, a través de un enlace de video. Las partes presentes discutieron la cuestión afgana, y Wang Yi dejó en claro la posición de la parte china.
Wang Yi dijo que, en la actualidad, la situación en Afganistán ha experimentado cambios fundamentales, y que el mundo debe dar al pueblo afgano la oportunidad de tomar el destino de Afganistán en sus propias manos y de explorar de forma independiente un modelo de gobernanza que esté en concordancia con las condiciones nacionales de Afganistán, a fin de poner en funcionamiento realmente el principio de "ser dirigido por los afganos y propiedad de los afganos". Todas las partes deben ayudar a Afganistán a responder bien a los siguientes "cuatro desafíos":
En primer lugar, el desafío humanitario. Por un lado, los 14 millones de afganos se enfrentan a una crisis alimentaria, que requiere acciones urgentes. Por otro lado, hay que hacer frente bien a la posible aparición de una ola de refugiados, y no poner la carga de acoger a refugiados afganos únicamente sobre los hombros de los vecinos de Afganistán. Dado el riesgo de una propagación acelerada de la pandemia de COVID-19 dentro de Afganistán, hace falta ofrecer urgentemente más suministros antipandémicos y de emergencia. La parte china está de acuerdo con el llamamiento apremiante a la asistencia humanitaria lanzado por el secretario general António Guterres y está dispuesta a trabajar con todas las partes para poner en buen funcionamiento los resultados de la reunión sobre la situación humanitaria en Afganistán en Ginebra. La parte china ha anunciado que brindará a Afganistán 200 millones de yuanes como asistencia, destinados principalmente a alimentos, materiales para abrigarse en invierno, medicamentos y vacunas, y ha decidido donar el primer lote de tres millones de dosis de vacunas al pueblo afgano.
En segundo lugar, el desafío de la lucha contra el terrorismo. Los cambios en la situación en Afganistán han estimulado a las fuerzas terroristas a prepararse para causar problemas. Varios atentados recientes con bombas han demostrado una mayor posibilidad de que las organizaciones terroristas aprovechen la situación para robustecer su fuerza. Es preciso hacer de la lucha contra el terrorismo una prioridad máxima e instar a Afganistán a separarse efectiva y completamente de todo tipo de terrorismo internacional, para evitar volver a ser un refugio y una fuente de propagación de actividades terroristas.
En tercer lugar, el desafío económico. Actualmente, Afganistán necesita recuperarse y reconstruirse en múltiples aspectos, y la reconstrucción económica y social requiere urgentemente la inversión de capital y recursos humanos. Los activos en el extranjero de Afganistán pertenecen a Afganistán y deben ser usados para mejorar el bienestar del pueblo afgano, en vez de ser congelados injustificadamente o utilizados como fichas de negociación para ejercer presión sobre el país. Es necesario que la comunidad internacional, especialmente los países desarrollados y las instituciones financieras internacionales, aumenten sus aportaciones a la reconstrucción y el desarrollo económico de Afganistán en la posguerra.
En cuarto lugar, el desafío político. Se debe alentar y guiar a los talibanes afganos a unir a todos los grupos étnicos y facciones, a construir una estructura política amplia e inclusiva, a aplicar políticas internas y exteriores moderadas y prudentes, y a entablar y desarrollar relaciones amistosas con otros países. Debe ser el pueblo afgano quien decida qué camino va a tomar Afganistán en el futuro. Al mismo tiempo, a Afganistán le incumbe observar la Carta de la ONU y cumplir con sus debidas obligaciones en virtud del derecho internacional.
