Pregunta: El 22 de junio, Canadá, en nombre de algunos países occidentales, atacó y criticó a China en el 47º período de sesiones del Consejo de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre cuestiones relacionadas con Xinjiang, con Hong Kong y con el Tíbet. Al mismo tiempo, más de 60 países pronunciaron un discurso conjunto para apoyar la posición de China y para oponerse a la injerencia en los asuntos internos de China so pretexto de los derechos humanos. ¿Cuál es el comentario de la parte china sobre esto?
Respuesta: El 22 de junio, en el 47º período de sesiones del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, Bielorrusia, en representación de 65 países, pronunció un discurso conjunto, en el que destacó que el respeto por la soberanía, la independencia y la integridad territorial de todos los países y la no injerencia en los asuntos internos de los Estados soberanos son normas básicas de las relaciones internacionales; afirmó que los asuntos de Hong Kong, de Xinjiang y del Tíbet son asuntos internos de China, en los que el mundo exterior no debe entrometerse; abogó por observar estrictamente los propósitos y principios de la Carta de la ONU, y por respetar el derecho de los pueblos de todos los países a elegir de forma independiente sus respectivos caminos del desarrollo de los derechos humanos a la luz de sus sendas condiciones nacionales; y expresó su oposición a la politización y al doble rasero en la cuestión de los derechos humanos, a las acusaciones infundadas contra China por motivos políticos y basadas en información falsa, y a la injerencia en los asuntos internos de China con el pretexto de los derechos humanos. Además, los seis miembros del Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Golfo (CCEAG) enviaron una carta para apoyar la posición de China, y más de 20 países están preparados para apoyar a China y hacer eco mediante el pronunciamiento por separado de discursos.
El público distingue el bien del mal, y la justicia radica en el corazón de la gente. Más de 90 países emitieron sus voces de justicia en el Consejo de Derechos Humanos, lo que ha reflejado qué está siendo respaldado y qué está siendo rechazado por la comunidad internacional, y ha revelado la hipocresía de un número reducido de países occidentales, que se han inmiscuido en los asuntos internos de otros países bajo el disfraz de la cuestión de los derechos humanos; sus intentos de desacreditar a China aprovechando cuestiones relacionadas con Xinjiang, con Hong Kong y con el Tíbet fracasaron nuevamente. Las cuestiones relacionadas con Xinjiang, con Hong Kong y con el Tíbet no tienen nada que ver con los derechos humanos. La parte china ha dejado en claro su posición solemne en muchas ocasiones, y ha presentado detalladamente los hechos y la verdad, pero con esto, todavía no ha podido despertar a las personas que fingen estar dormidas. Un número pequeño de países occidentales está obsesionado con fabricar y difundir de manera exagerada y sensacionalista rumores y con injerirse en los asuntos internos de China en nombre de los derechos humanos, con el propósito de reprimir y contener a China y de obstaculizar el proceso de desarrollo de China, lo que está condenado a arrojar resultados vanos. Quiero enviar un mensaje severo a estos países occidentales: China tiene una determinación inquebrantable de promover y proteger sus derechos humanos y de salvaguardar su soberanía, seguridad e intereses de desarrollo nacionales.
También quiero añadir que estos países occidentales, que se han autoproclamado "jueces de los derechos humanos" y que siempre están obsesionados con interpretar el papel del proselitista que pregona enseñanzas sobre los derechos humanos a los demás, han hecho la vista gorda ante los graves problemas de los derechos humanos existentes en sus países y se han limitado a hablar de los aspectos triviales eludiendo lo importante. Los antecedentes acerca de los derechos humanos de países como Canadá, Estados Unidos y el Reino Unido son impactantes: la persecución a niños indígenas, la frecuente violencia policial, el persistente racismo difícil de erradicar, la proliferación de armas de fuego, la ocurrencia frecuente de palabras y actos antisemitas, antimusulmanes, antiafricanos y antiasiáticos, los graves desastres humanitarios causados por las intervenciones militares, así como la violación a los derechos humanos básicos de otros países con la imposición de medidas coercitivas unilaterales. Con historiales tan terribles, ¿cómo es posible que estos países estén en posición de hacer comentarios irresponsables sobre las condiciones de los derechos humanos en otros países? ¿Qué derecho tienen a entrometerse en los asuntos internos de otros? Aconsejamos a estos países que se miren bien a sí mismos en el espejo, que reflexionen profundamente sobre sus comportamientos, que tomen medidas concretas y prácticas para resolver sus propios problemas graves de los derechos humanos, que observen estrictamente los propósitos y principios de la Carta de la ONU y las normas básicas de las relaciones internacionales, y que hagan verdaderamente cosas buenas y tangibles que contribuyan al desarrollo sano de la causa internacional de los derechos humanos.