El consejero de Estado y ministro de Relaciones Exteriores, Wang Yi, mantuvo el 25 de noviembre de 2021 una conversación con el presidente del 76° período de sesiones de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU)y ministro de Relaciones Exteriores de Maldivas, Abdulla Shahid, en Anji, provincia de Zhejiang. Wang Yi presentó tres puntos de vista sobre la salvaguardia de los propósitos y principios de la Carta de la ONU y la práctica del verdadero multilateralismo.
En primer lugar, la ONU debe convertirse en un defensor de la equidad y de la justicia, y no en un observador del hegemonismo y de la intimidación. Ningún país tiene el privilegio de abordar solo los asuntos internacionales, tomar el control del destino de otros países y monopolizar las ventajas del desarrollo, y mucho menos puede practicar la hegemonía y la intimidación en nombre de la ONU. La mentalidad de la Guerra Fría y los juegos de suma cero deben ser barridos al basurero de la historia. Es necesario aumentar seria y eficazmente la representatividad de los países en desarrollo en los órganos de la ONU y hacer que sus voces se oigan mejor, en un intento de permitir que se reflejen más equilibradamente los intereses y la voluntad de la mayoría de los países.
En segundo lugar, la ONU debe ser una plataforma significativa para practicar el multilateralismo, en vez de ser un campo de batalla destinada a la lucha entre las grandes potencias. Todos los miembros de la ONU comparten un estatus igual, la voz de cada uno de los países es importante, y el voto de cualquiera de los países es válido. Hace falta permitir que todos los países salvaguarden conjuntamente la seguridad universal, que compartan los frutos del desarrollo, y que dominen en común el destino del mundo. La construcción de un “patio reducido rodeado de paredes altas” y la formación de círculos pequeños no pueden resolver los propios problemas de un país, y son aún menos capaces de hacer frente a los desafíos globales. Los grandes países deben luchar por ser el mayor contribuyente a la humanidad y por hacer más cosas en beneficio de los países de desarrollo, en vez de llevar a cabo una competencia que tenga como criterios la resonancia de la voz y los puños.
En tercer lugar, la ONU debe centrarse en las acciones a la hora de hacer frente a los desafíos, en lugar de limitarse a hablar con los brazos cruzados sin tomar ninguna medida. Ante una enfermedad, no se puede dar simplemente una receta sin tener en cuenta los efectos curativos. Todos los países han de cumplir sus compromisos, en lugar de hacer promesas vanas. También es menester tomar la solución de los problemas como punto de partida y promover de manera equilibrada la seguridad, el desarrollo y los derechos humanos. La tarea más urgente actualmente es aunar los esfuerzos de todos los países para dar una respuesta adecuada a la cuestión transcendental de la lucha global contra la pandemia.
