Ministerio de Relaciones Exteriores
República Popular China

Wang Yi Pronuncia Discurso en Conferencia Conmemorativa del 50º Aniversario de la Emisión del Comunicado de Shanghái

2022-02-28 12:28

El 28 de febrero de 2022, el consejero de Estado y ministro de Relaciones Exteriores, Wang Yi, pronunció un discurso por video en la conferencia conmemorativa del 50º aniversario de la emisión del Comunicado de Shanghái.

Wang Yi dijo que, el 28 de febrero hace 50 años, China y Estados Unidos emitieron conjuntamente el Comunicado de Shanghái, dando comienzo así al proceso de normalización de las relaciones chino-estadounidenses. Bajo la guía del espíritu del Comunicado de Shanghái, se han obtenido una serie de avances significativos en las relaciones entre China y Estados Unidos, y los dos países, mediante la cooperación, han logrado hacer muchas cosas importantes en beneficio del mundo. Mantener con precisión el espíritu del Comunicado de Shanghái contribuye a observar claramente por qué pudieron las relaciones chino-estadounidenses romper el hielo y eliminar los obstáculos, y a entender cómo podrán las relaciones bilaterales avanzar mediante el aliento mutuo.

“La historia nos enseña que, siguiendo la tendencia de los tiempos, podremos tomar decisiones estratégicas correctas”, indicó Wang Yi. La publicación del Comunicado de Shanghái impresionó al mundo y lo cambió. Los líderes de los dos países, teniendo un conocimiento profundo de las expectativas de todos los países del mundo del alivio de las tensiones internacionales, ajustándose a las aspiraciones de los pueblos chino y estadounidense a la paz y la amistad entre los dos países, con gran coraje político y cruzando el océano más vasto del mundo, realizaron un apretón de manos histórico.

La historia enseña a la gente que, persistiendo en buscar un terreno común mientras se reservan las diferencias, se podrá lograr la coexistencia pacífica entre países con diferentes sistemas sociales. Las generaciones anteriores de líderes de los dos países se dieron cuenta de que, a pesar de las discrepancias existentes entre China y Estados Unidos, ninguno de los dos países tenía intensión de cambiar a la otra parte. En cambio, se complacían tanto en ver el desarrollo conjunto sin entrar en conflicto como en llevar a cabo la cooperación basándose en intereses comunes. Este es un espíritu importante manifestado en el Comunicado de Shanghái, y sigue siendo válido hoy después de 50 años.

“La historia también nos enseña que, adhiriéndonos a las normas básicas de las relaciones internacionales, podremos construir un verdadero vallado para proteger las relaciones entre China y Estados Unidos”, señaló el canciller chino. El Comunicado de Shanghái destaca que todos los países, independientemente de sus sistemas sociales, deben acatar seriamente los principios de respeto por la soberanía e integridad territorial de todos los Estados, no agresión contra otros Estados, no injerencia en los asuntos internos de otros Estados, igualdad y beneficio mutuo, y coexistencia pacífica. Esto, que ha reflejado plenamente los propósitos y principios de la Carta de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), siempre ha funcionado bien y debe seguir siendo aplicado en el futuro.

Wang Yi subrayó que actualmente las relaciones chino-estadounidenses se enfrentan a desafíos raras veces vistos y graves desde el establecimiento de relaciones diplomáticas. Una razón muy importante es que los principios y el espíritu establecidos en el Comunicado de Shanghái no se han observado de manera efectiva. China y Estados Unidos necesitan nuevamente tomar decisiones históricas, y la respuesta acertada está contenida en este documento. En noviembre del año pasado, el presidente Xi Jinping sostuvo un encuentro virtual con el presidente Joe Biden, en el cual presentó los tres principios de respeto mutuo, coexistencia pacífica y cooperación en pro de la ganancia compartida, dejando clara de esta manera la estructura para el desarrollo futuro de las relaciones entre China y Estados Unidos. El presidente Joe Biden dio una respuesta positiva. El importante consenso alcanzado por los dos jefes de Estado no solo transmite y lleva adelante la experiencia histórica, sino que también constituye un desarrollo e innovación concordantes con la tendencia de los tiempos. La parte insta a la parte estadounidense a reanudar su política racional y pragmática hacia China y trabajar con China para poner en práctica el consenso alcanzado por los jefes de Estado de los dos países y las declaraciones del presidente Joe Biden, a fin de impulsar una pronta vuelta de las relaciones chino-estadounidenses al camino correcto.

En primer lugar, hay que adherirse al principio de una sola China y consolidar la base política de las relaciones chino-estadounidenses. Taiwán es una parte inalienable del territorio de China desde la antigüedad, y no hay ninguna disputa en la comunidad internacional sobre la soberanía territorial de China sobre Taiwán. En 1971, Estados Unidos declaró a China su voluntad de seguir nuevos principios sobre la cuestión de Taiwán, incluido lo siguiente: Estados Unidos reconoce que solo hay una China en el mundo y que Taiwán forma parte de China; Estados Unidos no hará en el futuro ningún comentario que diga que el estatus de Taiwán queda por determinar; y Estados Unidos no ha apoyado ni apoyará ningún movimiento de la “independencia” de Taiwán. Durante su visita a China en 1972, el presidente Richard Nixon confirmó al primer ministro Zhou Enlai los principios anteriormente mencionados. Entonces nació el Comunicado de Shanghái. La historia no admite ninguna alteración, y los aciertos y los errores no pueden ser distorsionados. La parte estadounidense debe volver al origen y la esencia del principio de una sola China, cumplir seriamente con sus compromisos políticos asumidos con China, asumir sus debidas obligaciones internacionales, dejar de quitarle importancia al principio de una sola China o hacerlo un ornamento, poner fin al comportamiento de tolerar y apoyar la “independencia de Taiwán”, abstenerse de planificar la estratagema de “contener a China aprovechando a Taiwán”, detener cualquier palabra o acción que se entrometa en los asuntos internos de China, salvaguardar la paz y la estabilidad en el estrecho de Taiwán, así como defender los intereses generales de las relaciones entre China y Estados Unidos.

En segundo lugar, hay que perseverar en el respeto mutuo y mantener la dirección correcta de las relaciones chino-estadounidenses. China y Estados Unidos son dos países con enormes diferencias en términos de sistema social, históricos y culturales, entre otros diversos aspectos. Las dos partes deben enfocar las relaciones bilaterales con una visión más amplia y una actitud más inclusiva, adherirse al diálogo y no la confrontación, buscar la cooperación y no el conflicto, defender la apertura y no el encerramiento, así como practicar la integración y no la desvinculación. China respeta el sistema social de Estados Unidos, nunca apuesta a que Estados Unidos pierda, y espera que Estados Unidos mantenga la apertura y la autoconfianza y continúe desarrollándose y progresando. Estados Unidos, por su parte, también debe respetar el camino de desarrollo de China, recibir con agrado a una China pacífica, estable y próspera, descartar el mito del juego de suma cero, dejar de lado la obsesión por contener a China, romper los grilletes de la llamada “corrección política”, y realmente considerar a China como un socio en el proceso de desarrollo, en lugar de como un enemigo en el juego de poder. La corriente predominante de las relaciones entre China y Estados Unidos debe ser la cooperación, y definir las mismas con la palabra competencia es un enfoque incompleto. Aun cuando haya competencia, esta debe servir para comparar quién hace mejor en la gobernanza estatal y quién hace más contribuciones a este mundo.

En tercer lugar, hay que comprometerse con la cooperación en pro de la ganancia compartida y fomentar el desarrollo y la prosperidad respectivos de China y Estados Unidos. En la actualidad, tanto China como Estados Unidos tienen ante sí nuevas circunstancias de desarrollo, y la cooperación es la mejor opción para ambas partes. China está dispuesta a trabajar con Estados Unidos para dar pleno juego a las ventajas relativas de la otra parte, ampliar la cooperación pragmática en materia de economía, comercio e inversión, y agregar constantemente más elementos a la lista de cooperación bilateral. China acoge con beneplácito que las empresas estadounidenses se integren más activamente en el patrón de desarrollo de circulación dual. Estados Unidos también debe sentar un modelo en la construcción de una economía mundial abierta, tomar la iniciativa en la observancia de las normas económicas y comerciales internacionales y proporcionar un entorno de mercado equitativo, justo y no discriminatorio a las empresas de todos los países, incluida China. Es menester promover el contacto, los intercambios y la cooperación en diversos campos y a distintos niveles, fortalecer los intercambios entre provincias, estados y ciudades, entre otras localidades, así como entre varios ámbitos de los dos países, tales como los pueblos, laboratorios de ideas, medios de comunicación y empresas, en un intento de activar el entusiasmo de ambos pueblos por los intercambios y estrechar los lazos amistosos entre China y Estados Unidos.

En cuarto lugar, hay que cumplir con las responsabilidades como grandes países y brindar más bienes públicos al mundo. Los desafíos globales requieren la cooperación global, y tanto China como Estados Unidos han de asumir sus responsabilidades y desempeñar su papel como grandes países. Los dos países pueden trabajar mancomunadamente para ofrecer más vacunas a los países en desarrollo, incluidos los países africanos, mantener la coordinación en materia de políticas macroeconómicas y hacer frente codo con codo a la crisis climática. La parte china adopta una actitud abierta hacia la participación de la parte estadounidense en la construcción conjunta de la Franja y la Ruta y en la Iniciativa para el Desarrollo Global (GDI, por sus siglas en inglés), y tiene la voluntad de considerar llevar a cabo la coordinación sobre la iniciativa estadounidense denominada Reconstruir un Mundo Mejor (B3W, por su abreviatura en inglés), con miras a suministrar más bienes públicos de calidad al mundo. En el Comunicado de Shanghái, China y Estados Unidos declararon conjuntamente que “ninguno debe buscar la hegemonía en la región Asia-Pacífico”. China nunca ha buscado ni buscará ninguna hegemonía, y Estados Unidos debe hacer lo mismo. La región Asia-Pacífico debe ser un campo de demostración para que las dos partes construyan la confianza mutua y la cooperación, y no un patio trasero para que una parte busque la esfera de influencia; mucho menos puede ser un campo de batalla destinado al antagonismo y la confrontación entre los dos países. A Estados Unidos le incumbe dejar de participar en el antagonismo entre bloques y formar pequeños círculos excluyentes en esta región, y trabajar con China y otros países de la región para crear conjuntamente una gran familia de Asia-Pacífico marcada por la apertura y la inclusión, la innovación y el crecimiento, la interconectividad, y la cooperación en pro de la ganancia compartida.

Wang Yi dijo que tanto el pueblo chino como el estadounidense son grandes pueblos. Dado que se ha abierto la puerta a las relaciones entre China y Estados Unidos, no debe cerrarse de nuevo. Ahora que el mundo se ha liberado de la Guerra Fría, el telón de acero no debe bajarse nuevamente. Al encontrarse en un nuevo punto de partida histórico, China y Estados Unidos deben sacar más sabiduría del Comunicado de Shanghái; tomar como orientación el consenso transcendental alcanzado por los jefes de Estado de los dos países; esforzarse por encontrar una forma de trato correcta marcada por el respeto mutuo, la coexistencia pacífica y la cooperación en pro de la ganancia compartida entre China y Estados Unidos en la nueva situación; y hacer esfuerzos para brindar beneficios a ambos países y al mundo entero.

La conferencia conmemorativa del 50º aniversario de la publicación del Comunicado de Shanghái fue organizada conjuntamente por la Asociación del Pueblo Chino para la Amistad con Países Extranjeros (CPAFFC, por sus siglas en inglés), el Instituto Popular Chino de Relaciones Exteriores (CPIFA, por sus siglas en inglés), el Gobierno Popular Municipal de Shanghái, y la Asociación de Amistad entre los Pueblos de Estados Unidos y China (USCPFA, por sus siglas en inglés), tanto en línea como de forma presencial. Li Qiang, miembro del Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de China (PCCh) y secretario del Comité Municipal de Shanghái del PCCh, asistió a la ceremonia de apertura y pronunció un discurso. Participaron en el evento representantes y personas amigables de los sectores político, empresarial y académico, entre otros, de China y Estados Unidos.

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